Hace ahora dos años el mundo se detenía tras la rápida expansión del virus de la covid19, obligando a millones de personas a aislarse en sus casas y ralentizándose ciertas industrias. Hasta el punto que el precio de los combustibles tocó prácticamente fondo respecto a los últimos 10 años, con precios por debajo de los 90 céntimos el litro. Hoy sin embargo, debido a la invasión de Rusia por Ucrania, esos mismos combustibles rozan casi los 2 euros por litro; con el precio del MWh superando los 500€. En paralelo, centenares de bienes, desde trigo hasta aluminio, se han encarecido en una escalada difícil de predecir cuándo tocará techo y/o cuándo volverán a precios “asumibles” tanto para los ciudadanos en general como para las empresas en particular. En este sentido, qué podemos hacer para minimizar la factura energética.
Depender de combustibles fósiles (petróleo, carbón, gas natural y gas licuado del petróleo) no parece por el momento una buena opción vista la dependencia de España de los susodichos con países extranjeros y –además- cómo la situación en el este de Europa irá aumentando progresivamente los precios de este tipo de energías.
Respecto a la electricidad, la escalada de precios que llevamos viviendo desde hace ya casi 6 meses, amparándose en la falta de lluvias que permite generarla, tampoco nos ofrece un futuro a corto plazo muy esperanzador.
Así las cosas, de igual modo que la pandemia empujó definitivamente el modelo de teletrabajo, que sea la situación actual de crisis internacional la que traccione nuevas formas de energía limpias para el autoconsumo y depender lo mínimo posible del petróleo y empresas eléctricas. De este modo, tanto para viviendas unifamiliares como para bloques de viviendas, la instalación de placas solares para el autocosumo fotovoltaico. A través de la instalación de paneles en las cubiertas de las viviendas podemos generar nuestra propia energía, aprovechándola directamente si estamos en casa cuando se genera, o bien inyectándola en la red si estamos fuera, recibiendo de este modo una compensación por ella en la factura; algo a lo que están obligadas todas las compañías eléctricas. De este modo, el ahorro podría ser doble. Además, la producción de la instalación de placas fotovoltaicas pueden garantizarse por prácticamente 25 años; lo que permite conocer prácticamente de antemano el ahorro que podremos disponer.
Así, si al mismo tiempo, combinamos la producción de electricidad de autoconsumo con sistemas de calefacción y agua caliente renovables –bien sea aerotermia o geotermia- el ahorro será aún mayor. Y si eres de los afortunados en disponer de un vehículo eléctrico, el sol te podrá dar toda la autonomía necesaria para el día a día.
Ahorrar en la factura eléctrica también lo puedes conseguir a través de otros cauces: desde la instalación de bombillas led de bajo consumo o cambiar ventanas antiguas que permiten escapar el calor producido por la calefacción. En este sentido, cambiarlas por una carpintería exterior de la mayor anchura posible y –siempre- con rotura de puente térmico logrará que la vivienda conserve siempre un calor más homogéneo.
La calefacción por hilo radiante te otorgará un plus especial, donde el calor es exactamente el mismo en cualquier punto de la vivienda, en contraposición de los radiadores, los cuales liberan una gran cantidad de calor -principalmente- en las inmediaciones de los elementos.
Para mantener una óptima temperatura de la vivienda, en edificios con cierta antigüedad, se está optando por instalar dos técnicas: una consiste en rellenar los huecos entre la pared interior y exterior de lana de roca. A través de orificios, bien desde el interior o bien desde el exterior de la vivienda, se insufla lana de roca que se expande rápidamente por toda la cavidad, aumentando notablemente el aislamiento de la vivienda.
La otra técnica consiste en aplicar SATE (Sistema de Aislamiento Térmico Exterior), una solución que nació en Centroeuropa a mediados del siglo pasado para protegerse del frío y servir como ahorro energético en las viviendas. Consiste en la aplicación y sellado de planchas de EPS (Poliestireno expandido) o lana mineral. Posteriormente se anclan dichas planchas a la superficie de la casa aplicando posteriores revoques de silicato, resinas sintéticas, acrílicas y de silicona.
Puesto que el aislamiento térmico posterior evita la difusión del calor, la energía del sol incidente sobre los 3 mm de concreto armado con malla de fibra de vidrio puede alcanzar temperaturas de hasta 80°C. Tanto los revoques como pinturas de resina de silicona poseen una altísima capacidad de impermeabilización, pero a su vez son muy transpirables. Por este motivo se ensucian muy poco y son muy resistentes a las acciones meteorológicas, manteniendo su capacidad hidrófuga e inalterabilidad cromática a lo largo del tiempo.