Con unos precios en los combustibles fósiles desorbitados, todas las miradas en el mundo de la ingeniería pasan por ofrecer soluciones reales y efectivas que ayuden a mitigar la factura energética, tanto de las empresas como del sector residencial. Parejo a esta demanda circula el mantra de conseguir –también- minimizar el temido efecto invernadero, propiciado por el uso de este tipo de combustibles. En este sentido, tirar de energías renovables se antoja una necesidad real.
Las clasificaciones energéticas de los edificios se estipulan en base a determinadas variables: orientación del mismo, uso de energías renovables tanto para su calefacción como refrigeración; empleo de carpinterías exteriores que permitan aislar tanto térmica como acústicamente; uso de bombillas bajo consumo (LED). Así y todo, pocos edificios consiguen alcanzar la categoría A+ en su certificado energético.
El certificado energético de un edificio es una información muy aproximada que muestra cuál es el consumo energético que tiene un inmueble en relación a la electricidad, gas y otros servicios asociados. Ofrece, además, una referencia del coste, aproximado, asociado a los servicios antes citados que debe pagar al residir en la vivienda. Así, la huella de carbono que deja una vivienda con etiqueta energética G (la peor de todas) nos dará una idea somera de cuan contaminante es (tanto por su calefacción como por otros aspectos). Hasta ahora.
Energy Hub: el edificio ecosostenible
En Silicon Valley, en el corazón de California, unos ingenieros han propuesto levantar el Energy Hub, un edificio que no sólo no emite CO2, sino que también –teóricamente- podría eliminar el CO2 de la atmósfera y que producen sus edificios vecinos y coches que circulen por sus inmediaciones. Para conseguir este logro Energy Hub dispone de láminas en todas sus fachadas que conseguirían reducir la incidencia del sol en más de un 45%; reduciéndose en la misma proporción su necesidad de refrigeración, en las lamas se integrarían paneles fotovoltaicos capaces de generar 1105 MwH de electricidad al año.
En su diseño se ha jugado para que tanto las zonas comerciales (en los bajos) como las residenciales estén debidamente conectadas, diseñándose un parque urbano en la azotea con vistas a la ciudad.
Según ha señalado Bjarke Ingels, uno de los arquitectos del proyecto, la arquitectura pone a disposición de las personas la capacidad de diseñar un “próspero ecosistema de vida, trabajo , naturaleza y ciudad todo en uno”.
Según la ONU, el sector de la construcción es uno de los grandes responsables de la actual crisis climática, siendo responsable en todo el mundo del 38% de las emisiones de CO2.