Empezaron como casos absolutamente aislados pero, por desgracia, se están tornando en habituales. Los fenómenos meteorológicos llevados al extremo, tanto por un lado como por el otro, están dejando una huella altamente preocupante alrededor del mundo: incendios en meses considerados fríos como noviembre o diciembre; lluvias torrenciales donde -y hasta ahora- llovía de manera más que controlada.