Hace poco más de un mes poníamos en marcha a través de nuestro canal de youtube los parladoiros; encuentros virtuales, mesas redondas online, donde diversos profesionales de variados sectores ofrecían respuestas a problemas actuales muchos de ellos empujados por el covid19. Hemos desgranado al sector residencial e industrial, y también al retail. Poco a poco vamos extrayendo “ideas a tomar en consideración” y que, de manera periódica, traeremos a colación en este blog.
El coronavirus nos llevó –de manera sorpresiva- a millones de personas a un confinamiento en nuestros hogares. Apenas dos semanas después de iniciarse esta obligada reclusión, en el primer parladoiro se expusieron algunos aspectos importantes. Hasta ahora un elevado porcentaje de potenciales clientes que compraban una vivienda otorgaban una mayor importancia a la plaza de garaje respecto a otros “espacios”, como un pequeño jardín o terraza. Hoy, la demanda de propiedades con estas características están en el ojo del huracán. Por supuesto, consideraciones como la orientación de las viviendas (preferentemente al sur) no quedaron en el olvido. De igual modo, maximizar los espacios en las viviendas se convierte en una necesidad imperiosa. Habida cuenta que millones de personas han tenido que trasladar la oficina a su casa, ¿cómo conseguir algunos metros cuadrados extras?
La solución viene – importado de países centroeuropeos- con el coliving y el coworking; esto es, habilitar determinados espacios en los bloques de viviendas para compartir tareas: lavadoras, secadoras; pequeñas habitaciones para poder trabajar. De igual modo que muchas urbanizaciones cuentan con salones de comunidad para celebrar juntas, actos privados de los comuneros, etc., la solución pasa por habilitar esos espacios para que parte de esos propietarios puedan trabajar (sin necesidad de cambiar el uso de una habitación a un despacho). Muchos barrios de Madrid construidos en los años 80 habilitaron en sus azoteas espacios compartidos para tender la ropa…Quizás haya que recuperar estas –y nuevas tareas- de manera colaborativa, empleando dichas azoteas como zonas de lavandería/secadora, alacenas, etc.
Más de dos meses después del inicio del confinamiento se está llegando a la reapertura de miles de pequeños negocios: peluquerías, bares, restaurantes…Eso sí, con muchas limitaciones tanto en el aforo como en la cantidad de espacio disponible. El miedo entre la ciudadanía es latente. Cómo saber cuál es el mejor restaurante para acudir en familia no va a depender ya tanto de la calidad del menú. Por supuesto jugará un papel relevante pero, muy posiblemente, más aún cómo de seguro sea entrar en uno u otro comercio. Por ello, en este otro parladoiro se puso de manifiesto la necesidad urgente de elaborar, entre los planes de prevención de las empresas, una calificación de los locales comerciales (tiendas, entidades financieras, bares,…en definitiva cualquier espacio público). Que todos los locales sean examinados para evaluar la seguridad de los mismos para los clientes respecto a esta –y futuras- pandemias.
Este tipo de certificaciones serán –casi con total seguridad- obligatorias y empujará a que las empresas busquen su sello diferenciador (además de en base al producto/servicio que vendan) también en base a otros parámetros de calidad; lo cual marcará una línea que delimitará que haya gente que decida entrar en un establecimiento, o no.
La experiencia de usuario cuando acudamos a comprar cambiará radicalmente. Las tiendas optarán por nuevos diseños en los comercios, con una menor densidad de producto; con materiales que sean más fáciles (y rápidos) de limpiar, más ligeros que permitan una mayor movilidad de los productos a la venta. En muy breve espacio de tiempo observaremos cómo los almacenes de las tiendas tendrán un mayor espacio que la propia exposición, y funcionarán como zonas de entrega. Las tiendas tendrán mucho menos producto de manera física y elevará el comercio electrónico; quizás las tiendas se transformen en meros “probadores”, donde los usuarios se acerquen para ver el producto, tocarlo, probarlo y la compra se efectúa por otro canal, poniendo de manifiesto la importancia de la omnicanalidad en el sector del retail y que llevará a una nueva configuración de tiendas.