Muy pocas empresas han mantenido su "cuartel general" en su misma ubicación desde que comenzaron su actividad. En muchas ocasiones, gracias al éxito de la iniciativa profesional, un incremento notable en la facturación apunta a crecer y, con ello, también, las oficinas. En el 99,999% de los casos las compañías apuestan por una mudanza a otro edificio, otro barrio, incluso otra ubicación (ciudad, comunidad, etc.). Sin embargo, este post va de aquellas empresas que optaron por "llevarse" la empresa a ese otro nuevo lugar. Navegando por Internet hay un caso que resulta extremadamente curioso por muchos factores. Uno de ellos la envergadura del edificio que se movió; otro, la fecha en la que se hizo y -por ende- con la tecnología de aquella "época"; y, por último, teniendo en cuenta que todos los empleados estaban dentro y, en ningún momento, se detuvo la producción. ¿Quieres saber más sobre esta hazana/proeza de la ingeniería y la arquitectura?
Para empezar, y este conforma el primer hito, qué es lo que se movió. Se trataba de un edificio completo de aproximadamente 11.000 toneladas, una estructura de 8 plantas en acero y ladrillo y 35 metros de altura. Con estos datos todos pensamos que "tampoco es para tanto", no es un edificio ni muy alto ni muy pesado. Ojo, es que estamos hablando de un edificio que se trasladó de sitio en 1931, hace ahora 90 años. Y aquí viene el segundo hito: hoy la ingeniería y la arquitectura cuenta con sobresalientes sistemas para hacer esta y tareas 1000 veces más complejas.
Pero en 1931, dos años después de la gran depresión, las tecnologías no estaban especialmente desarrolladas como hoy las concebimos. Es decir, contaron con unos sistemas que, a todas luces, hoy consideraríamos rudimentarios. Y el tercer hito por el que este edificio merece absolutamente todas las consideraciones es porque durante el traslado, no sólo siguieron todos los operarios de la empresa de telecomunicaciones funcionando (mientras el edificio se movía a razón de apenas unos pocos centímetros al día), sino que absolutamente todos los suministros (agua, gas, electricidad y teléfono) siguieron funcionando correctamente y en ningún momento de la operación fueron cortados. Esto permitió a la empresa seguir trabajando con total normalidad mientras el edificio se albergaba en su nueva ubicación. Por supuesto, la construcción no se movió con fuerza humana, sino que se logró mediante gatos hidráulicos gigantes accionados a mano y con una máquina de vapor que proporcionó un apoyo fundamental. Con cada bombeo de los gatos, la estructura se movía apenas 20 centímetros.
La compañía (Indiana Bell Telephone Company) construyó el edificio en un gran solar y a los pocos años éste se hizo pequeño. En lugar de demolerlo y construir uno nuevo movieron el gran edificio a una esquina para así aprovechar el solar. El edificio fue movido 16 metros hacia el sur, se rotó 90º y, finalmente, se movió nuevamente 30 metros dirección oeste para asentarse (casi) definitivamente puesto que 3 décadas después sí sería demolido para hacer una nueva sede. Esa obra supuso durante muchos años una de las mayores obras de ingeniería; máxime por no obligar a parar la producción empresarial.
Quizás la pregunta del millón de dólares sería: Si los ingenieros en 1931 supieron cómo trasladar semejante mole sin que por ello afectara ni a su estructura ni al día a día de sus empleados, ¿qué hubieran podido hacer hoy dichos ingenieros con la tecnología puntera que hay en la actualidad?
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