Hace aproximadamente 15 años los medios de comunicación especializados en tecnología traían a colación una nueva herramienta que sería un gran aliado para muchos profesionales de diversos sectores. La impresión en 3D daba sus primeros pasos y, como todo en tecnología, en sus albores los resultados no eran ni todo lo finos que se perseguían ni tampoco gozaban de una exactitud milimétrica; hoy, muchas de estas máquinas en 3D alcanzan una precisión generando piezas de apenas micras. ¿Cuáles han sido, son y serán los posibles "clientes" de impresoras en 3D? Prácticamente cualquier sector productivo se verá beneficiado con la impresión en 3D, sólo es cuestión de imaginarlo.
En el ámbito de la ingeniería y la arquitectura, los sistemas de impresión en 3D, ayudan en gran medida a los profesionales del sector puesto que permiten contemplar prototipados de una calidad excelente en un breve espacio de tiempo, desde que se concibe la idea, permitiendo así reducir costes y tiempo, posibilitando el lanzamiento de soluciones más eficientes. Las inversiones en nuevos proyectos se reducen notablemente pues los posibles errores se van solucionando a partir de modelos fabricados en 3D en el estudio. Así, no se trata ya sólo de una reducción de costes y plazos de entrega (que también), sino que se evita gastos de material innecesariamente obteniéndose así unos resultados más eficientes. En el caso de la impresión 3D aplicada a la ingeniería -por ejemplo, dentro del ámbito de la automoción- permite recrear con un modelo a escala hecho en 3D determinadas circunstancias para observar posibles comportamientos reales del vehículo. Es más, diversos fabricantes optan ahora por diseñar -a través de impresoras en 3D- solamente ciertas partes del vehículo y, a partir de ahí, establecer las modificaciones pertinentes. En el terreno de la arquitectura uno de los ejemplos más claros es -posiblemente- el proyecto liderado por la compañía holandesa Aectual, una empresa especializada en soluciones arquitectónicas donde sus directores ponen su foco en la sostenibilidad de sus productos finales. Su CEO, Hans Vermeulen, explica que en su proyecto (cofinanciado por la UE) las impresoras en 3D permiten diseñar espacios sostenibles, que permiten a la luz solar penetrar aun incluso cuando no hay sol, "creando un reflejo en el interior". Además -gracias a este diseño digital- el producto final puede ser modificado por el ordenador en función de la ubicación futura de la propiedad, matiza Vermeulen. Aectual, además, ha empleado brazos robóticos - con más de 15 años de vida- que estaban operando en plantas de vehículos; los brazos son controlados por ordenadores y pueden estar trabajando en el diseño de nuevas piezas arquitectónicas 24x7.
Educación, sanidad, ocio…
La impresión en 3D ha saltado -incluso- al sistema educativo y ya son muchos los centros que, gracias a la reducción en el coste de adquisición de dichas impresoras, se ha permitido democratizar dicha tecnología; por apenas 900€ ya hay en el mercado soluciones que ofrecen un rendimiento muy logrado. Así, los escolares -futuros ingenieros/arquitectos- pueden recrear en 3D su creatividad.
El sector sanitario también ha mostrado todo su apoyo a la impresión 3D De hecho son cada vez más frecuentes las noticias donde un equipo médico ha "fabricado" un hueso o una parte concreta de la anatomía humana para salvar a la vida de una persona y reemplazar su "original". Una de las grandes ventajas de la impresión 3D en el sector sanitario es que permite crear soluciones 100% personalizadas a cada paciente, y en muy poco tiempo. Posiblemente dos de las más llamativas fue la que diseñó Lawrence Bonassar, el cual dibujó orejas en 3D.
En realidad eran moldes que rellenó con un gel a base de células de cartílago bovino suspendidas en colágeno. La "creación" de Bonassar sirvió para avanzar en otras creaciones y desarrollaran más tarde discos intervertebrales (para aportar soluciones a las hernias discales). Otro "producto" -también engendrado en la universidad de Cornell (como la oreja de Bonassar) ha sido una válvula cardíaca y que ya están siendo probadas en ovejas para -posteriormente-estudiar su viabilidad en seres humanos.
Incluso a título personal, y a partir de la premisa "la imaginación al poder", muchos particulares pueden ver cumplidos sus "sueños", al poder imprimir incluso un coche, algunos han optado -nada más ni menos- que por un Lamborghini.